Jayuya por Laura OM

Pasar por casa de mis tíos Margot y Leo y recordar los limbers de coco rallado que hacía en la cuentas de hielo de metal… Si te portabas más o menos, uno para ti; si te portabas bien… ¡dos! La bella Margot era pentecostal, como mi abuela. Tenía una trenza larguísima que le rozaba la cintura. Su cabellera estaba llenita de canas y nunca la verías en pantalón. Margot y Leo, ¡qué bendición!. Los recuerdo contentos, siempre atentos y en su casa de dos pisos a la orilla de la carretera. Allí, en el piso superior, nos quedábamos todos. Abajo era la tienda de tío Leo. Vendían de todo: yoyos, purina, fósforos, clavos…¡de todo! Una pena que queden tan pocos de estos lugares en nuestro país. Fue bello lo que sentí en mi interior al pasar por allí. 

Mi madre me enviaba algunos veranos a pasar tiempo en el campo. Y claro, mi abuela Angelina y mi abuelo Juan iban y venían con fincas, casas, iglesias y más. Ya que estos dos seres divinos se la pasaban de misioneros en la República Dominicana, iglesia en Galateo y casa en la Martínez Nadal. Ya llevaban años pasando más tiempo en la ciudad que en el campo, aunque siempre tenían una tierrita para poder escapar. 

Mis abuelos siempre fueron jíbaros en la ciudad y nos enseñaron el valor de la tierra, la importancia de la conservación y el cultivo. Tenían una casa en Guaynabo y el patio era como transportarte al campo. 

Durante estos tres días en Jayuya, la sonrisa ocupaba más que mis labios, ocupaba todo lo que soy. Mi cuerpo se llenó de una energía única, la cual me hacía sentir como niña, sentir a mis ancestros y lo dichosa que soy de tenerlos.  

Esta vez, vi un Jayuya diferente. Un pueblo vivo y con muchísimo potencial. Potencial que muchos citadinos y extranjeros están viendo y se están aprovechando del momento. Hay hasta una Cuevita Del Mar en Jayuya ?. Los domingos, los restaurantes se abarrotan de visitantes de toda la isla y se nota el progreso en la zona. Aunque sé que el agricultor todavía gana muy poco, puede ser que con lo que está pasando en Jayuya, la cosa cambie para todos. 

jayuya

El último día, visité la casa de titi Irma. Titi Irma es prima de mi madre, y en muchas ocasiones se encargaba de mí cuando visitaba el pueblo. Titi era maestra y su esposo Den se dedicó toda la vida a la finca. Digo, hasta el sol de hoy Den sigue metiendo mano duro en la finca y ahora tienen una súper finca/vivero de café. Nos dimos una vuelta por la finca hermosa y nos dieron un mini tour de cómo trabaja el proceso del vivero. Una bendición absoluta. Pero todavía hay más. Cuando ya nos íbamos, titi Irma nos regaló un montón de berenjenas, plátanos, guineos, y nos dejaron tomar de un árbol todos los caimitos (que ni idea de lo que era y ahora es nuestra fruta favorita) que quisiéramos. WOW!!! Yo amo a mi familia jayuyana ❤

Entonces hoy, noche del jueves, comenzó en casa el “farm to table” boricua.

Amados, vamos a movernos dentro de la Isla. Así de seguro abrimos los ojos y comenzamos a proteger más lo nuestro. No dejemos que nos quiten nuestros recursos naturales y nuestras tierras. Defiende lo tuyo y siempre apoya lo local.

¡Te invito a Jayuya! 

Bendiciones infinitas. 

Laura OM 

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