“Detrás de Lau” pt. 3 por José Ramón

Cayó la noche, y no paramos de hacer el amor. El amor que se hace compartiendo un atardecer. El amor que se hace con una mirada. El amor que se hace dando gracias. GRACIAS. El amor que se hace siendo sensible. El amor que se hace siendo empático. El amor que se hace escuchando. Ese amor. El amor de todos los días, multiplicado por todas las horas del día. Y entre copa y copa se puso la luna. Si, desde el mismo balcón vimos al otro lado  del lago, detrás de la montaña, ponerse el sol, y unas horas mas tarde por el mismo sitio ponerse la luna llena. Estábamos en primera fila para ver sendos espectáculos naturales que nos dejarían en la penumbra.
Afortunadamente desde que descubrí los headlamps siempre viajo con uno en la mochila. Las linternas que nos dieron los guías estaban bien flojitas. Pues con mi headlamp con baterías nuevas en la frente, me fui a hacer pipi (Lau dice que mear es vulgar) y a lavarme los dientes al baño. Caminé un raaaato y cuando pensé que había llegado, estaba de nuevo en mi cabaña. La desorientación me frikió un poco, pero no podía más. Apagué el headlamp y escuchando la selva oriné en la oscuridad. No quise hacerlo en el lago. En la tarde habíamos visto un cocodrilo y pensé que maybe, no le iba a gustar esa pendejada. Pura magia.
Magia de lugares con vida y alma. Lugares con energías  presentes pero para mi indescriptibles. Me encantó Nanciyaga. Literalmente encantado. Nos levantó la bandada de guacamayos rojos que vive en la reserva. No solo bellos y escandalosos, también madrugadores.  La conexión con la naturaleza y la desconexión con la rutina hacen de estos momentos/espacios el mejor regalo de mi para mi. Al otro lado del lago, esta vez frente a la montaña, arcoiris para amanecer. Magia que no para y a la que le íbamos a sumar unos nuevos integrantes.
La tarde anterior habíamos conocido a la otra pareja de valientes que se quedaba en las cabañas. Eramos solo nosotros cuatro y un guardián para toda la reserva. Ella, una guapa escritora canadiense medio esloquillá llamada Patricia y el un oncólogo griego bien chévere llamado Cris. Ambos retirados y ciudadanos del mundo, que se conocieron y viven en México. Patricia paseaba cerca de nosotros. Tenía una mezcla de toda la ropa que se había comprado en el carnaval de Veracruz y una gorrita de marinero tipo tío novel. Cris en la suya, tomaba fotos de las aves. Laura estaba sentada en el muelle haciendo ejercicios con una cerveza y yo acostado en el muelle miraba el lago con otra. De pronto aparece un cocodrilo nadando justo al frente de nosotros. Patricia escuchó el grito que le pegué a Lau. Ella llamó a Cris, y luego de ver todos pasmados el animal que se paseó frente a nuestras cabañas, Patricia dijo: “Ustedes tienen mota?”  Y no teníamos.  Pero teníamos carro y ellos no. Y entre risas, planificamos pasarnos juntos el día siguiente.
El dia comenzó con arcoiris y compañeros puntuales. Fue un día intenso, conociendo los alrededores de Catemaco. Terminamos cenando en el pueblo y disfrutando de su fiesta y sus costumbres. Estábamos agotados a la hora de acostarnos. Pero felices sobre todo por el compartir. Dos extraños bien diferentes a nosotros, pero a la vez muy parecidos, eran ahora nuestros amigos. Que mucho nos reímos… sin mota.
Al día siguiente nos tocaba madrugar. Nuestro próximo destino, Zipolite. Según Google Maps, nos tomaría ocho horas y media cruzar de costa a costa el continente. Un viaje de norte a sur por la parte más estrecha de México. Nos tomó diez horas a un máximo de cuarenta y cinco millas por hora. Paramos a comprar jugos naturales a vendedores ambulantes. Paramos a comer el mejor pollo a la parrilla de mi vida (Ocupy Bangkok Chicken quedo en segundo lugar). Y paramos en la gas a recargar y vaciar. Ver el pacifico en el horizonte fue una fiesta. Aun faltaban cuatro horas, pero ya estábamos del otro lao.
Noticias y Ofertas Directo En Tu Email
Ya somos mas de 20, 000 personas y tu también puedes ser parte. Te Esperamos.
Resperamos tu Privacidad. No Auspiciamos el SPAM.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *